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Under the Andalusian Sky

Based on the simultaneous birth of orientalism and photography, Miguel Soler-Roig claims for this series its own inspirational artistic space, not only looking at the Andalusian scenery to realize his dreams, but to recreate them.

 

The author portrays the female figure Andalusian enclaves such as the Alhambra in Granada, the King’s Palace in Seville, or the houses of Zufre in the Natural Park of the Sierra de Aracena. In Romanticism, the attraction towards oriental themes fulfilled the same role of detachment from reality than medievalist historicism. Washington Irving found in Granada the perfect mix of both (Tales of the Alhambra), contributing to the creation of Spanish exoticism topic. Emulating the trip that Irving made in the south of Spain during the nineteenth century, Miguel Soler-Roig traveled to Andalusia to capture its essence. The concept of Orientalism given in these photographs serves as a mirror of Western culture itself, or as a way to express their secrets in a decadent way.

 

The imaginary of Orientalism in Spain had figures like Mariano Fortuny, who traveled to Morocco where he was captivated by the local picturesqueness. In an international level it persisted in art until the early twentieth century, as evidenced by the orientalist nudes by Matisse. This artistic trend has a direct connection with the work of photographers, many of whom travel to those latitudes, some with the intention of documenting monuments and others with the desire to capture with their cameras all the exoticism of those landscapes. In all of them we can see a clear common link: the romantic fervor that during the second half of the nineteenth century, founds in the Middle East, a motive of inspiration within an old weary Europe. Also orientalism became a benchmark that suggested sensuality against the practice of the industrial revolution, which claimed imagination in the Europe of positivism.

 

In this photography series, Soler-Roig gives free rein to his imagination, experimenting the architecture, the female body or the exaltation of an irretrievable past reinterpreted from a contemporary look. The artist is still unable to escape from the fascination of what exotic places like Jaen, Granada, Cadiz and Seville, among other cities, are offering him. He carries out a reinterpreting exercise of some of the clichés and stereotypes most widespread in the Middle East: the eroticism of the harem, the sumptuousness and richness of architectural details and the domestic interiors of rural life, awake in us similar concerns and desires.

 

Bajo un cielo andaluz

Partiendo del nacimiento simultáneo del orientalismo y la fotografía, Miguel Soler-Roig reivindica para esta serie su propio espacio de inspiración artística, recurriendo a Andalucía no solo como un escenario para hacer realidad sus sueños, sino para recrearlos.

El artista retrata la figura femenina en enclaves y rincones de Andalucía como la Alhambra en Granada, Los Reales Alcázares y Casa de Salinas en Sevilla, o las casas de Zufre en pleno Parque Natural de la Sierra de Aracena. En el romanticismo, la atracción por el oriente cumplía el mismo papel de distanciamiento de la realidad que el historicismo medievalista. Washington Irving encontró en Granada la mezcla perfecta de ambos (Cuentos de la Alhambra), contribuyendo a la creación del tópico del exotismo español. Emulando el viaje que realizó Irving al sur de España en el siglo XIX, Miguel Soler-Roig ha recorrido Andalucía para captar su esencia. El concepto de “oriente” que se da en estas fotografías funciona como un espejo de la propia cultura occidental, o como una forma de expresar sus aspectos secretos o insólitos, en clave decadentista.

El imaginario orientalista en España tuvo representantes como Mariano Fortuny, que viajó a Marruecos donde quedó prendado del pintoresquismo local. A nivel internacional persistió en el arte hasta principios del siglo XX, como evidencian los desnudos orientalistas de Matisse. Esta tendencia artística tiene una relación directa con los trabajos de los fotógrafos, muchos de los cuales se desplazan a aquellas latitudes, algunos con la intención de documentar monumentos y otros con el deseo de captar con sus cámaras todo el exotismo de aquellos paisajes. En todos ellos podemos establecer un evidente nexo común: el fervor romántico que, durante la segunda mitad del siglo XIX, halló en Oriente un motivo de inspiración en medio de una Europa hastiada de su propio pasado. También el orientalismo se convirtió en todo un referente que sugería sensualidad frente a la sociedad práctica de la revolución industrial, que reclamaba imaginación en la Europa del positivismo y aupaba el exotismo como alternativa a la corriente vida burguesa.

En esta serie fotográfica, Soler-Roig da rienda suelta a su imaginación, recreándose en la arquitectura, el cuerpo femenino o la exaltación de un pasado irrecuperable reinterpretado desde la mirada contemporánea. El artista sigue sin poder sustraerse a la fascinación de lo distinto y de lo exótico que ofrecen lugares como Jaén, Granada, Cádiz o Sevilla, entre otras ciudades, por eso realiza un ejercicio de relectura de algunos de los tópicos y estereotipos más extendidos sobre Oriente: el erotismo del harem, la suntuosidad y riqueza de los detalles arquitectónicos y los interiores domésticos de la vida rural, despertando en nosotros semejantes inquietudes y deseos.

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